miércoles, 20 de noviembre de 2013

La historia de Marcelo Nievas... El pastor perseguido


Nuestro primer post fue acerca del periodismo, abrimos nuestro espacio hablando como se ve la noticia desde el punto de vista del que lo relata, del que lo vive, del que lo siente. Creo que está totalmente fuera de discusión el poder que tienen los medios. Que todo lo que tiene un lugar en la inmediatez y la masividad que ellos nos ofrecen, se gana un lugar en la charla de la señora que barre la vereda, en la del  hombre que corta el césped. En medio de los mates en el patio, o en el café en el bar. Y es justamente de esto de lo que trata esta segunda historia.
Marcelo Nievas se describe en su twiiter como una persona que ama y ayudo a la gente. “Soy pastor, músico y comunicador. Por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo…” Hasta acá todo normal. Es un padre joven, un esposo joven y un pastor joven. 
Todas las semanas Marcelo, quien supo tocar en eventos como el Cosquien Rock con su banda Roko,  trabaja en el hogar de la iglesia “Pueblo Grande Rio III”. Lugar donde ex adictos a las drogas, personas golpeadas y ex prostitutas buscan refugio y una segunda oportunidad. Un lugar donde pueden volver a empezar, y tienen la chance de remediar algunos de los errores cometidos.
Sin embargo todo cambio desde principios del año pasado, cuando  decidió ayudar a Belén, una joven de 23 años que estaba embarazada, y que sufría abusos y violencia de su pareja. Fue en defensa de la vida de Belén y de su hija que comenzó esta lucha que está plagada de actos de violencia, discriminación y una persecución totalmente anticonstitucional, hechos que han involucrado a toda la sociedad y que han tenido como megáfono los principales medios de comunicación de Rio Tercero en Córdoba. 


Te invitamos a que nos acompañes a conocer la historia de Marcelo Nievas, el pastor perseguido. 





La hija de Belén, no solo fue golpeada por el padre, sino que tuvo lesiones en sus zonas genitales y en la pierna, por lo que fue llevada al hospital, donde no se la quiso atender. Belén también quiso realizar la denuncia en la comisaria, pero no se la tomaron por decirle que no le creían y que la institución iba a apoyar al padre.  Meses más tarde de este hecho, algunos medios de Córdoba iniciarían una campaña que tendría fuertes repercusiones en una sociedad indignada ante los supuestos hechos de esclavitud y maltrato psicológico por parte de la iglesia, generando que las personas comenzaran a odiar y a discriminar a los que asistían a la iglesia o a los que vivían en el hogar. Todo esto por el solo hecho de ayudar a una chica que los necesitaba.




Es deber y obligación de la justicia investigar las denuncias, corroborar las hipótesis y verificar las fuentes de datos para evitar este tipo de atropellos.  Marcelo aseguro que el fiscal se guío por los dichos de las personas y los medios, actuando con total atropello de los derechos de él y de la iglesia, ya que nunca la allanaron, pero se la acuso de muchísimas cosas.

“La sensación es que en vez de querer investigar en busca de una verdad, era como que se quería incriminar” nos comentaba Nievas- todas las bases de la causa eran dichos y rumores.



Cuando el fiscal Alejando Carballo finalmente decidió allanar la iglesia, lo primero que dijo es que había un supuesto maltrato, pero luego de una semana se desdijo y admitió que no había pruebas para inculpar ni a la iglesia ni a Marcelo, liberándolo de todos los cargos que se le imputaban. Hoy, un año después de ese hecho, toda la iglesia está sufriendo de nuevo los maltratos de Rio Tercero, y el  mismo fiscal que el año pasado admitió el error, arremete de nuevo, basándose en pruebas inexistentes. 
Lo más alarmante son las respuestas que tuvieron esos rumores. La sociedad ha creído en la versión mediática y hoy ataca constantemente a Nievas y su congregación, sin que estos tengan la posibilidad de pedir ayuda a la justicia, ya que desde los órganos del poder es que se cocina este caldo.




Por último, Marcelo nos cuenta acerca de la llamada Ley Antisectas, la cual busca combatir todo movimiento sectario que pueda ejercer manipulación psicológica sobre las personas. Sin embargo, esta ley es totalmente anticonstitucional, ya que por la redacción y por alguno de sus artículos, se puede atacar de manera legal cualquier culto religioso, violando así nuestra garantía a la libertad de culto. Un dato que no es menor, es que está ley fue votada a libro cerrado, es decir que la sanción no se discutió por las cámaras, sino que se votó y sanciono rápidamente sin dejar lugar a la instancia de debate.  




En definitiva la historia de Marcelo, Belén y la Iglesia de Córdoba merece ser contada. Porque hay vidas que se están arreglando, futuros que se están cambiando y esperanzas que están volviendo. Porque en el hogar se ayuda a sacar adelante la vida de las personas que ya no ven las cosas tan claras. Porque se le da una mano al que lo necesita. Independientemente del credo que cada uno tenga, cuando nos ayudamos los unos a los otros, no hacemos bien.


Por eso creemos es importante conocer lo que pasa. Garantizar que ningún derecho sea pisoteado, ya sea el de libertad de culto, libertad de expresión o el de la libertad física. Creo que cuando miramos al que está al lado podemos salir un poco de nosotros mismo y comenzar a construir un mejor presente, por eso, no importa si sos creyente o ateo, esto no se trata de eso, se trata de cuidar nuestros derechos… porque si se meten con uno…  se meten con todos… 


domingo, 17 de noviembre de 2013

Los sentimientos de un periodista en la explosión de Rosario


Por Macarena Marticorena
A la hora de narrar todo es válido. Las novedades técnicas se hicieron presentes. Porque el comunicador no sólo uso palabras sino que experimentó con “One.shot” para ilustrar las emociones de la tragedia. Alejandro Arnoletti explica: “La técnica contempla la exposición de un determinado tema en un sólo disparo sin, al menos, una edición posterior de video. (…) En este caso, Mascardi narra en nueve minutos el espacio de la tragedia. El aporte es valioso ya que se brida una dimensión espacial que en las tradicionales coberturas televisivas no se percibe. Los planos cerrados, los cortes de edición y la preproducción restan el contexto en el que un hecho se produce.”  "The one-shot technique".


El primer acercamiento fue por Twitter. Se hablaba de una explosión, una caldera, una fuga de gas en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a 1140km de General Roca.


Era el 6 de agosto de 2013. A diferencia de otras noticias, ésta me cautivó. Enseguida busqué fotos y prendí la televisión. Las imágenes comenzaban a reflejar un desastre, esa sucesión me recordó el atentado de la Amia que sucedió cuando era muy chica. Pensé en mi familia de Santa Fe, pensé en las víctimas, pensé en sus familiares, pensé que tal desastre no podría cobrarse solo una vida.
¿Qué me pasó? Sentí una mezcla de desesperación, emoción y necesidad de hacer algo. Con el pasar de los días, esa inquietud se fue aplacando. Hasta que llegué a Juan Mascardi.
Fue Juan quien me acercó a la tragedia. Mi fuente fidedigna para informarme y saber qué pasaba. Quien me conmovió con sus palabras al punto de las lágrimas. Me parecía necesario escribir su historia, sus sentimientos, sus acciones cuando todo sucedió. Porque Salta entre Balcarce y Oroño fue el escenario de muchas historias. Rescató la de Juan porque me identifica porque quiero que este blog comience con la voz de un periodista. Porque sus palabras no fueron el fondo sino las protagonistas de esta historia que me encuentra nuevamente un miércoles a las 9 de la mañana.

Corrió y corrió porque es lo que hacemos cuando nos asustamos o las cosas no andan bien. Una entrevista mal pautada dispuso todos los elementos periodísticos en su mochila la noche anterior: grabador, libreta, cámara. ¿No somos eso acaso? Personas preparadas para cada acontecer. Juan describe con palabras gráficas lo que vio en esos primeros momentos:



Imágenes se comenzaron a suceder, gente gritando, vidrios, fuego, edificios destruidos y caras conocidas. Esa hora pasó rápido como si el tiempo se detuviera. Esa necesidad de contar algo socavó los sentimientos y Juan comenzó a encontrar historias. O mejor dicho, las historias lo encontraron a él.
“Se acercó una vecina que tenía una venda en la mano pero no tenía ningún tipo de herida grave. Me empieza a contar que ella estaba en el cuarto piso y se le cae el techo encima, que la cocina apareció en el balcón. Y esas frases dichas de ese modo adquirieron una dimensión de película, catástrofe. Ahí saco el grabador y le hago una entrevista.” (El testimonio de una sobreviviente de la explosión en Rosario: "Mi cocina apareció en el balcón, perdí todo)
Sus notas en el Diario La Nación fueron increíbles. No por lo morbosas o impactantes sino por la calidez y emoción que transmitían. “Vi el fuego, las ambulancias, las imágenes que parecían de una posguerra barrial. Vi a la farmaceútica de la cuadra llorar y abrazarse, vi a un pibe que llegaba con su madre pidiendo por favor cruzar las vallas para buscar a un familiar, vi a una mujer sobreviviente que se le cayó el techo encima mientras estaba en el baño, vi a la intendenta Mónica Fein en medio de la gente.”
¿Qué elegir ante tantas historias? ¿Cuál merece ser contada? Cada herido, cada víctima y familiar lleva consigo algo que contar. Algunos no se atrevieron y otros reaccionaron precavidos como la familia de Franco Járiton.  Él estaba en el séptimo piso al momento de la tragedia y su experiencia fue relatada por Juan en la crónica “Testigo directo: el hombre que se despertó al borde del precipicio tras la explosión en Rosario”.
Ese día la adrenalina fue constante. Como no había señal de celular, volvía a su departamento a escribir. Mientras hacía notas para diversos canales de televisión. Su voz cuenta la experiencia del trabajo periodístico en esos días:



En esos días, las crónicas fueron varias. En un primer momento, el periodista envió información sobre el minuto a minuto al Diario La Nación. Luego con la llegada de periodistas de Buenos Aires, su tarea se convirtió en otra: poner en palabras los sentimientos.
Una crónica en particular marcó al entrevistado quien realiza un relato medular a cerca de cuáles fueron sus sensaciones. Esas calles llenas de abuelos y estudiantes. Ese barrio tranquilo que despertó con la explosión y no volvió a ser el mismo.



Crónicas, imágenes, videos, sucesión de historias. Una tragedia que dejó como saldo a 22 fallecidos, 60 heridos y 7 imputados.

“No tuve otra reacción que no fuera mirar. El desastre eran tanto que no me dio ni para hacer una anotación.” Ese día yo me sentí como Juan pero a la distancia. Y muchos seguramente fuimos como él. Sorprendimos ante el horror y la tragedia, preguntándonos una y otra vez cómo sucedió. Pero mientras unos mirábamos, otros decidieron poner el cuerpo y trabajar. Rescatistas, bomberos, oficiales, policía, voluntarios estuvieron los 12 días que duró la remolición de escombros. Siempre con la esperanza de encontrar a alguien con vida. Algunos medios dijeron que el milagro no existió pero ¿tanta solidaridad no fue un milagro? El milagro de encontrarnos todavía en un abrazo como el de Juan a un bombero. Y esta nota termina así con ese momento emotivo que rompe todas las reglas del periodismo pero que abraza con fuerza la solidaridad y la emoción que mostró Rosario.